El tema más sonado en el 2012 en asuntos económicos es el precio del dólar, que está marcando un descenso paulatino pero hasta ahora imparable.
En el mes de noviembre de 2011 tuve la suerte de acceder a una cantidad pequeña de dólares y sin querer entré en ese juego del precio, el clásico deseo de que suba y el temor de que baje, inicialmente fue bueno porque la moneda se cotizó bien, gané algunos pesos.
Sin embargo, por circunstancias muy personales me vi forzado a cambiar algunos dólares por pesos, justo en el momento en que ascendía el precio estaba al alza.
Ya dije que fueron algunos dólares, porque le aposté a que podía ganar con un remanente, lo cual no sucedió, luego de la navidad de 2011 noté que el precio caía y no me informé del análisis que se hacía del mismo; simplemente hice mis propias conjeturas y esperé paciente a que volviera a subir. El resultado es que hace 10 días salí despavorido a la casa de cambio a vender lo que me quedaba antes de que bajara de 1.800 pesos la cotización TRM (Tasa Representativa del Mercado).
En ese momento me di cuenta que algunos negociantes de la divisa le apuestan a comprar inclusive por encima de esa tasa, con la esperanza de poder transarlo mejor cuando ésta suba.
Por supuesto yo hice lo que debía, vender antes de que perdiera más valor. Tampoco tengo la intención de meterme de lleno en el negocio.
Ahora, sí llega a cambiar la tendencia, lo cual no prevén los analistas que vaya a suceder, tampoco hay que sentirse perdedor, sólo es cuestión de aceptar que en determinado momento podemos hacer parte de la cadena de circulación de las monedas.
A lo mejor en la actual situación es aceptable el consejo de quienes afirman que esta es la hora de invertir en artículos de consumo importados, como la tecnología, así como en planes de turismo cuyo precio se fija en dólares. Hasta la próxima.
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